El papel fundamental que desempeñan las familias para los individuos es vital, pues es en el seno de las mismas donde se fomentan los valores universales como: respeto, comunicación, solidaridad, libertad, igualdad y tolerancia. Ellas tienen la fortaleza para afrontar las dificultades que enfrentan cada uno de sus miembros y es precisamente con la práctica de estos valores que desarrollan hábitos para coexistir.
Los factores que contribuyen a la construcción de una sociedad responsable, justa e igualitaria, son reforzados de acuerdo a la estabilidad y capacitación con que los integrantes de la familia cuentan para generar ingresos y realizar una adecuada crianza de los hijos.Todo ello nos invita a la unión de esfuerzos, no sólo de los gobiernos, sino de organizaciones civiles, instituciones académicas y la sociedad en general, para realizar acciones con perspectiva de familia, pues en la medida que éstas se solidifican, vamos construyendo una sociedad fuerte.
Los adultos de la familia se encargan de cuidar y satisfacer las necesidades de los niños desde que nacen hasta que puedan valerse por sí mismos. Pero la familia cumple, además, una función muy importante en la construcción de la propia identidad de cada individuo: a medida que los hijos van creciendo, les da la seguridad de pertenecer a un grupo y les permite diferenciarse poco a poco de los otros miembros. De este modo, cada hijo llegará a estar en condiciones de separarse del grupo familiar de origen y formar una nueva familia, que cumplirá, a su vez, las mismas funciones.